Docentes: estudio Dra. Virgolini detectó plomo en niños

Viernes, 4 Julio 2014

Dra. Miriam Virgolini.

Un estudio dirigido por la Dra. Miriam Virgolini, docente e investigadora de esta Facultad, detectó niveles más altos de plomo en niños, que el límite de referencia.

El trabajo examinó a 161 menores de hasta 14 años. El 16,7% tuvo cantidades de plomo en sangre superiores a las permitidas.

Una tesis de la Especialidad en Toxicología y Bioquímica Legal llevada a cabo por Samanta Martínez evaluó de modo aleatorio a pacientes sin ningún diagnóstico que ingresaron por consultas al Hospital de Niños de Córdoba entre 2009 y 2010.

Fueron 161 niños de hasta 14 años que acudieron al nosocomio, a quienes se les realizó una breve encuesta y se les solicitó una pequeña muestra de sangre. A primera vista, los resultados parecen alentadores: la media de presencia de plomo en esa muestra fue solo de 2,5 μg/dl, la mitad del máximo fijado en Estados Unidos (μg/dl significa microgramos por decilitro de sangre, el equivalente a una millonésima parte de un gramo por 0,1 litro de sangre).

Sin embargo, de esa pequeña muestra hubo 28 casos (16,7%) que superaban el límite:

- 3 niños tenían más de 20 μg/dl,

- 2 niños tenían entre 15 μg/dl y 20 μg/dl,

- 1 niño tenía entre 10 μg/dl y 15 μg/dl,

- 22 niños tenían entre 5 μg/dl y 10 μg/dl de este elemento en la sangre.

“Fue una muestra chica, pero es uno de los pocos estudios que tenemos en la Argentina”, aclara Miriam Virgolini, docente de la Facultad de Ciencias Químicas.

En efecto, además de este estudio exploratorio y otro reciente realizado en Buenos Aires, se carece en el país de datos certeros sobre la población de menores con concentraciones peligrosas de plomo en su cuerpo.

Para los investigadores, los resultados son preocupantes, especialmente si se tienen en cuenta dos aspectos: que la escala del relevamiento fue reducida y que los menores examinados fueron escogidos al azar.

“Aún no tomamos conciencia de que los chicos son una población vulnerable –afirma Virgolini–. Todavía se asocia este tóxico a enfermedades profesionales como el saturnismo. Necesitamos identificar poblaciones de riesgo, por ejemplo los niños que viven en cercanías de cinturones industriales, o aquellos que por la profesión de sus familiares cercanos – talleres mecánicos, de artesanías, entre otros– están en contacto permanente con el plomo”.

Incluso expuestos a dosis bajas o moderadas (que superen los 5 μg/dl), con el tiempo, los menores pueden sufrir síndrome de hiperactividad, falta de atención y disminución del coeficiente intelectual.

“Produce alteraciones neuroconductuales que pueden ser tratadas, pero son irreversibles”, asegura la Dra. Virgolini, quien hace más de 20 años que estudia los efectos del plomo en modelos animales.

Frente a exposiciones muy elevadas pueden producirse intoxicaciones agudas que ocasionan inflamación del cerebro y la muerte, aunque en casos muy aislados y excepcionales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la intoxicación por plomo contribuye a unos 600 mil nuevos casos anuales de discapacidad intelectual en niños.

Fuentes consultadas: UNCiencia/ Día a Día / La Voz del Interior (Lucas Viano).