Ezequiel Leiva: Enseñanzas que deja un Premio Nobel

Martes, 15 Octubre 2019

Por Ezequiel Leiva

 

El lector encontrará en estos días numerosas lecturas sobre estos distinguidos científicos y sobre esta temática. Trataremos de realizar en estas breves líneas un enfoque diferente. Sobre la temática, cabe destacar hoy la ubicuidad de estas baterías en nuestros celulares, laptops, cámaras y numerosos dispositivos portátiles. Versiones más evolucionadas de ellas impulsarán mañana nuestros vehículos, librando a nuestro planeta de la amenaza del dióxido de carbono y del efecto invernadero. En los países desarrollados, en 10 años los autos eléctricos serán de uso popular y en 30 los autos a explosión serán una reliquia de museo. Sobre los científicos honrados, una clara enseñanza de este resultado es la necesidad de interdisciplina: ni la física, ni la química ni la ingeniería hubieran podido resolver por sí solas el tremendo desafío que significó este desarrollo. Y hace falta mucha más interdisciplina para que este magnífico descubrimiento impacte favorablemente en nuestro ambiente y en nuestra sociedad. Acá deberán entrar la sociología, la ecología y otras ciencias que no llego a imaginar.

Otra cosa a aprender de esto es que estos científicos y tecnólogos lograron su cometido parándose sobre una formidable pirámide científica y tecnológica, de investigación básica y aplicada, que implicó grandes inversiones en recursos materiales y humanos, realizadas sostenidamente a través de décadas en diversos países. El apoyo de los diferentes países a la investigación suele medirse en un porcentaje de su producto bruto interno. Para tomar como referencia los países directamente involucrados en este desarrollo, cabe mencionar a Estados Unidos (2,8 %) y Japón (3,4 %). El porcentaje que le destinamos en nuestro país (0,6 %) indica que estamos lejos de estas marcas.

La última reflexión que cabe hacer sobre este tema es en relación con el comienzo párrafo anterior. Semejante desarrollo tecnológico no se hubiese podido lograr sin todo el apoyo de la ciencia básica. La dilatada trayectoria de Goodenough va tejiendo un entramado representativo de esta hipótesis, que va desde estudios teóricos del ordenamiento iónico, hasta baterías de estado sólido de última generación. Y este cuasi centenario jovencito también nos deja otra enseñanza: los científicos debemos estar atentos a la potencial aplicación de nuestro conocimiento para beneficio de nuestros congéneres, en la medida de lo posible. Es en este espíritu que un grupo de físicos, químicos e ingenieros trabajamos en el Laboratorio de Energías Sustentables de la Universidad Nacional de Córdoba (LaES) en el desarrollo de materiales para la próxima generación de baterías. Bueno, con un porcentaje de PBI que es 1/5 de un país desarrollado, si todo sigue la regla de tres simple esto indica que en vez de los 97 años de Goodenough nos esperan por delante unos 485 años antes de llegar al Nobel, pero soñar no cuesta nada, y somos muchos los soñadores.

 

 

Entrevista, corrección de estilo y edición digital de noticia: Lic. Carolina Guevara (OCI-FCQ).

Autoriza: PCI (FCQ).