Carlos Vullo, bioquímico del Equipo Argentino de Antropología Forense, visitó la FCQ

Viernes, 28 Febrero 2020
Foto: Gentileza Diario La Nación

 

En Córdoba funciona el laboratorio que procesa las muestras de ADN de desaparecidos. Carlos Vullo es bioquímico e integra el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) postulado para el Nobel de la Paz. Está al frente como Director de dicho laboratorio, en el cual trabajan bioquímicas que intentan encontrar coincidencias entre restos óseos de víctimas de crímenes con muestras de sangre de posibles familiares.

El EAAF está conformado por un grupo pionero de especialistas que desarrollan técnicas científicas en el campo de la Antropología Social, la Arqueología, la Antropología Forense, la Informática y la Genética. La tarea de la organización tiene un alcance global: trabajó en más de 60 países con víctimas de desapariciones forzadas; violencia étnica, política, institucional, de género y religiosa; desapariciones actuales; narcotráfico; trata de personas, crimen organizado, procesos migratorios; guerras y conflictos armados; accidentes y catástrofes.

Carlos Vullo es egresado de esta unidad académica, realizó su doctorado bajo la dirección de la Dra. Clelia Riera. Su labor se sustenta en los principios de los Derechos Humanos, del derecho humanitario internacional y, fundamentalmente, en el respeto por el derecho individual y colectivo a la identidad, la verdad y la justicia.

En esta nota, comparte con la comunidad de la FCQ lo significativo de sus conocimientos aplicados al trabajo en el EAAF:

“Hay 6 bioquímicas trabajando conmigo, todas de la Universidad Nacional de Córdoba. Respecto a mi formación quiero destacar que tanto en el grado como en el posgrado que realicé con la Dra. Clelia Riera, lo importante es haber aprendido el método científico y el pensamiento científico con el que vas a trabajar. Luego, es importante exportarlo a la actividad que uno hace, dentro o fuera de la bioquímica. Eso es fundamental”, explica Vullo.

“Respecto al EAAF, yo pertenezco al mismo desde hace 17 años, pero tiene 36 años de trabajo. Es una ONG, un organismo no gubernamental. Son 60 personas cuyo objetivo es aplicar las ciencias forenses para asistir a la justicia, o contribuir a esclarecer hechos aberrantes como los delitos de lesa humanidad u otras desapariciones en el mundo. Dentro del equipo hay arqueólogos, antropólogos, historiadores, peritos en balística, patólogos forenses y genetistas”, especifica.

El invitado destacó la independencia de financiamiento con que se mueve el EAAF, más allá de las intenciones de los diferentes Estados en esclarecer o no los crímenes, y esa independencia “les otorga una credibilidad y transparencia global en el abordaje de las investigaciones”, señaló.

Sobre su incorporación como genetista al EAAF, Vullo recordó que “me  convoca un amigo, el actual Director de la Morgue Judicial quien, en ese entonces, me invita a participar por mi experiencia en el campo de la genética, específicamente, en la exhumación de cuerpos viejos de más de 30, 40 años, y los resultados nos habían dado muy bien. Sabíamos que no había muchas posibilidades pero fueron los primeros intentos. Entonces, me invita a trabajar en la fosa de desaparecidos de barrio San Vicente para extraer e identificar material genético con los métodos que yo venía trabajando”, recordó.   

 

Foto: gentileza La Voz del Interior

 

Los profesionales del EAAF pudieron entrevistarse con familiares de los soldados muertos en la Guerra de Malvinas. Habían trabajado arduamente en la identificación de 122 restos óseos que se hallaban en 121 tumbas (en una de ellas había dos cuerpos). En el 2017, los restos fueron inhumados. Gracias a la intermediación de Cruz Roja y a un acuerdo entre Argentina y Gran Bretaña, el EAAF pudo identificar a 115, de las 121 tumbas.

En relación a la modalidad del trabajo genético en el EAAF con las bases de datos o información, Vullo detalla que “identificar es comparar. Para identificar un fluído, por ejemplo, podemos tener una mancha de sangre en una habitación, podemos reconocer todo el perfil de esa mancha, pero para saber de quién es, necesariamente tenemos que muestrear, o sea, tener las muestras de toda la gente que ha estado en esa habitación. Y esas muestras que se llaman referencias, muchas veces no están, que es lo que pasó con los desaparecidos de los 70 en Argentina, no quedaban familiares de primera generación para comparar las muestras. Por eso, es importante tener los huesos y tener las referencias para compararlos”.

 

Respecto a las presiones o peligros que pueden aparecer en el trabajo en terreno, ya que el EAAF indaga crímenes políticos y genocidios de Estado, Vullo aclara que “en realidad los genetistas vamos muy poco al campo, sí hay proyectos que son peligrosos especialmente para los antropólogos que van a las fosas, en África o en México, por ejemplo, se suele disponer de acompañamiento especial de fuerzas de seguridad, o del Ejército, ya que quienes han cometido las masacres están por esas zonas”, comentó el entrevistado.

Sobre las experiencias de formación y docencia, es decir, la formación de equipos locales, el bioquímico asegura que “en el laboratorio hemos recibido estudiantes de genética de varios países como Indonesia, Perú, Bolivia, Uruguay, El Salvador. También tenemos cursos de formación permanente para antropólogos. Incluso estamos formando a Magistrados, así como también, damos cursos para investigar femicidios”, enfatizó.

 

Desgrabación, redacción de contenidos y edición digital: Lic. Carolina Guevara (OCI-FCQ).

Fuentes de los datos: Lic. Víctor Díaz (PCI-FCQ).-/ La Voz del Interior.-