Asma y COVID-19: algunos avances científicos para tener en cuenta

Miércoles, 5 Mayo 2021
Foto: freepik

 

Por Dr. Horacio Serra, profesor de la Especialización en Bioquímica Clínica, área Inmunología, Escuela de Posgrado (FCQ, UNC). 

El COVID-19 tiene un riesgo de mortalidad que es particularmente alto en ancianos, personas con obesidad y, especialmente, en individuos con comorbilidades cardiovasculares, metabólicas y respiratorias subyacentes. También se observan mayores efectos adversos en relación a ciertas razas e individuos con bajo nivel socioeconómico.

En el caso de las personas con asma grave, aún estamos aprendiendo cómo el COVID-19 las afecta. Aunque los virus respiratorios son desencadenantes de las exacerbaciones del asma, no todos estos virus inciden de la misma manera en las y los pacientes. En ese sentido, hay evidencias contradictorias con respecto a si pacientes con asma tienen un mayor riesgo de infectarse con SARS-CoV-2. Ejemplo: Estados Unidos (mayor riesgo) en comparación con Europa y China. 

En base a lo estudiado, es más probable que pacientes con asma tengan una exacerbación causada por otros factores desencadenantes, incluidos alérgenos u otros virus, o incluso al suspender el uso regular de sus medicamentos. Sin embargo, una exacerbación del asma requiere que las y los pacientes visiten un centro de salud, lo que ahora los pone en un mayor riesgo de exposición al SARS-CoV-2. 

Estudios de cohortes prospectivos están permitiendo examinar los efectos del COVID-19 sobre el asma grave y las posibles interacciones con la terapia. Entre las opciones terapéuticas para tratar esta enfermedad podemos mencionar el uso de corticosteroides (poderosos fármacos anti inflamatorios) o de productos biológicos (moléculas que logran bloquear los mecanismos efectores involucrados en esta enfermedad). 

Algunas conclusiones son: 

  • El uso de esteroides sistémicos puede asociarse con una mayor carga viral. 
  • No hay evidencia de que la respuesta inmune al SARS-CoV-2 sea afectada en pacientes con asma grave tratados con terapias biológicas. Es decir, anticuerpos monoclonales anti-IL5 / IL5r; anti-IgE o anti-IL4 / IL13.
  • La disposición de mantener o posponer la terapia biológica hasta que el paciente se recupere debe ser una decisión basada en cada caso considerando edad, co-enfermedades mórbidas y nivel socioeconómico y respaldada por un equipo multidisciplinario. 
  • La suspensión del tratamiento puede conducir a un mayor riesgo de exacerbaciones del asma, un mayor uso de corticoides y una mayor probabilidad de acceso a la sala de emergencias y hospitalización. 

En las infancias
Aún se desconoce si el asma en niños y niñas confiere un riesgo de morbilidad para COVID-19 o si la infección con el virus aumenta el riesgo de exacerbaciones del asma infantil. Aunque se requieren más datos en poblaciones pediátricas, está bien establecido que una exacerbación del asma, si ocurriera, podría requerir que niñas/os con asma ingresen al sistema de salud, lo que los pondría en mayor riesgo de estar expuestos al SARS-CoV-2 durante la pandemia actual. 

El diagnóstico de asma pediátrico puede complicarse por la similitud de síntomas entre el COVID-19 y el empeoramiento del asma. En cuanto a los protocolos de detección de COVID-19 deben aplicarse a todos/as los niños y las niñas que tienen tos, dificultades para respirar o que empeoran. 

Con respecto a las pruebas de función pulmonar, las sociedades internacionales de medicina respiratoria han manifestado que las mismas plantean un riesgo considerable de propagación de la infección a las personas y las superficies circundantes dentro y alrededor de las áreas de prueba. Por eso, recomiendan que el funcionamiento completo de los servicios de función pulmonar sólo se reanude cuando la prevalencia de infección viral sea baja.

Autorización de la publicación: Dra. Cristina Motrán, directora de la Escuela de Posgrado (FCQ, UNC).