Por Dra. Ximena Volpini  y Dra. Carolina Amezcua (investigadora asistente), CIBICI (CONICET). 
Docentes en Departamento de Bioquímica Clínica (FCQ, UNC). Miembros titulares en Sociedad Argentina de Inmunología (SAI). 
Espacio “Vacunate”, sector Micromundos (Museo de Ciencias Interactivo, FCQ, UNC).

Los microorganismos que nos enferman son llamados “microorganismos patógenos”. Éstos suelen ingresar a nuestro cuerpo de diferentes maneras: mientras respiramos, pueden hacerlo a través del aire que aspiramos y llegar a nuestros pulmones; cuando nos alimentamos, es posible que entren mediante la comida y alojarse en nuestro intestino; cuando nos pica un insecto, pueden ingresar a través de la piel.

Una vez en nuestro cuerpo, los microorganismos intentan alojarse en sitios específicos: las bacterias y los parásitos intracelulares y los virus prefieren las células mientras que las bacterias y los parásitos extracelulares y los hongos eligen otros espacios. Sin embargo, no siempre logran enfermarnos. Esto se debe a que existe un sistema que permanentemente nos protege, llamado sistema inmune.

Juego sobre virus, bacterias y vacunas en el espacio "Vacunate".

Algunos datos a tener en cuenta para darle batalla a estos ataques:

• ¿Qué es el sistema inmune?

Es nuestro sistema de defensa, capaz de reconocer a los microorganismos apenas ingresan al cuerpo. Se compone de un ejército de células entrenadas capaces de atacar tanto a los microorganismos como a las células que éstos han logrado infectar.

Cada célula entrenada que conforma el sistema inmune posee un rol particular y muy importante para defendernos. Por ejemplo, algunas producen anticuerpos, otras generan moléculas tóxicas para los microorganismos o moléculas de alerta y mediadoras de mensajes químicos, mientras que otras memorizan toda la información de los microorganismos que enfrentaron para atacarlos rápidamente, en caso de volver a encontrarlos en el futuro.

• ¿De qué manera las vacunas nos ayudan a protegernos de estos ataques microscópicos?

Para que nuestro ejército de células del sistema inmune funcione de la forma más efectiva y logre protegernos de las enfermedades, es necesario un entrenamiento. Las vacunas son, por excelencia, las mejores y más sofisticadas entrenadoras de nuestro sistema inmune.

Generalmente, están compuestas por microorganismos muertos o partes de ellos, de forma tal que no pueden enfermarnos pero poseen una parte de la “identidad” de los microorganismos, que garantiza que nuestro sistema inmune los reconozca apenas ingresan a nuestro cuerpo.

De este modo, a través de las vacunas, algunas células de nuestro sistema de defensa no sólo aprenden a reconocer y atacar a los microorganismos verdaderos si los encuentran a futuro, sino que, además, otras células generan anticuerpos específicos capaces de bloquearles la capacidad de alojarse en nuestro organismo. Esto se denomina memoria inmunológica y es el fundamento por el cual la vacunación resulta la mejor estrategia para contribuir a que nuestro sistema inmune pueda protegernos eficientemente de los microorganismos .

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