De Córdoba al mundo: crecen las startups surgidas en laboratorios FCQ

La Facultad viene acompañando y asesorando diversos proyectos que ya se encuentran en etapa de patentamiento o están próximos a emprender ese trámite. La mayoría de estas futuras startups buscan dar respuestas a demandas de biotecnología, nanotecnología, agroalimentos y salud, como el caso de una plataforma que, a través de bacterias, produce proteínas recombinantes para uso terapéutico humano mediante un proceso eco-sostenible.

Entre las noticias, discursos y debates que circulan, la soberanía científica aparece como un concepto interesante pero abstracto, difícil de materializar en el cúmulo de información que el dedo índice va pasando en la pantalla del celular. ¿De qué se trata? ¿Cómo influye en la vida cotidiana? ¿Por qué la Universidad pública y gratuita tiene un rol clave para alcanzarla?

La reciente aprobación del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030 (PNCTI 2030) sumado a una diversa gama de proyectos impulsados desde las universidades del país vienen construyendo un marco para pasar de las ideas a las acciones, de los proyectos tecnológicos locales a las patentes científicas internacionales.

En el caso de Córdoba, los grupos de estudio radicados en la Facultad de Ciencias Químicas (UNC) se encuentran impulsando nuevas startups con capacidad para innovar en desarrollos vinculados especialmente con biotecnología, salud, nanotecnología y agroalimentos, los temas más demandados por los sectores socioproductivos.

Pero ¿qué es una startup? “Se trata de una empresa emergente, un emprendimiento basado en conocimiento, innovación y tecnología, que busca un rápido crecimiento a partir de un modelo de negocio escalable y disruptivo -explica Cecilia Gaggiotti, prosecretaria de Valorización del Conocimiento y Transferencia Tecnológica- Las startups universitarias se distinguen porque desarrollan tecnologías basadas en un fuerte fundamento científico y tecnológico, con altos requerimientos de inversión en investigación y desarrollo”. 

Los fundadores de startups universitarias son investigadores e investigadoras del sistema científico nacional quienes, además de sus saberes específicos, necesitan adoptar roles comerciales y de negocio para consolidar su equipo”, sostiene Gaggiotti, quien en la FCQ viene impulsando fuertemente este tema a través del nuevo Gabinete para Proyectos de Transferencia y el Programa de Valorización del Conocimiento. 

Casos exitosos

Entre los grupos científicos de la FCQ, varios ya se encuentran en estadios avanzados, lo que les permite empezar trámites para patentar su desarrollo. El recubrimiento para evitar el crecimiento de microorganismos Nenius SA, a cargo de Jazmín Silvero, y el sistema de impresión 3D Pill.ar, liderado por Juan Pablo Real, ya cuentan con patente. Se trata de proyectos basados en nanotecnología y orientados especialmente al sector farmacéutico. 

A ellos se les suman otros con importantes avances para patentar la idea y terminar de conformar su startup universitaria: Daniela Quinteros y su equipo vienen trabajando en 3DFarmic, dedicada al desarrollo de parches transdérmicos para tratamiento de enfermedades, mientras que José Luis Barra y otras científicas gestionan NisPlatform, una nueva plataforma de bacterias diseñadas para producir proteínas recombinantes de uso terapéutico de alta calidad y eco-sostenibles.

Para estos equipos, lograr el patentamiento de su innovación no es un detalle menor. En Argentina, el trámite puede demandar entre cinco y siete años, de allí que resulta fundamental el asesoramiento y acompañamiento de las instituciones donde se llevan adelante estos desarrollos.  

Según Gaggiotti, “una patente ayuda a proteger la propiedad intelectual de los resultados obtenidos, algo muy valioso para los y las científicas. Además, una tecnología patentada ofrece mayores ventajas competitivas y puede atraer la financiación de inversores, nuevos colaboradores y otras oportunidades de investigación. El conocimiento que se plasma en una patente tiene rango internacional, es único y novedoso a nivel mundial”.

Bacterias como aliadas

Entre los proyectos gestados en la FCQ varios tienen impacto directo en la salud, como el caso de la plataforma dedicada a producir proteínas recombinantes de uso terapéutico humano. NisPlatform busca mejorar la calidad de las proteínas terapéuticas producidas en bacterias y abaratar costos de producción. Actualmente, el grupo está analizando patentes existentes vinculadas con la temática para emprender luego los trámites de patentamiento nacional e internacional. Hasta el momento, la prueba de concepto en laboratorio fue positiva y el equipo ha logrado validar la propuesta mediante entrevistas con empresas nacionales especializadas en proteínas recombinantes. 

“Las proteínas recombinantes se obtienen al ser producidas en una célula distinta a la de origen. Un ejemplo es la hormona de crecimiento humana obtenida a partir de su producción en la bacteria E. coli. Para lograr esto, el ADN o gen que contiene la información se inserta en un plásmido de expresión y éste luego se introduce en las células de la bacteria E. coli, la cual mediante el uso de su propia maquinaria biosintética es capaz de producir la hormona de crecimiento humana recombinante”, explica José Luis Barra quien viene desarrollando esta novedad científica junto a Agustina Godino, Marilla Amaranto y Cecilia Gaggiotti.

Generalmente, una plataforma para producir proteínas recombinantes suele emplear una bacteria de laboratorio que produce toxinas, lo que conlleva un proceso extra para eliminarlas. El proyecto impulsado desde la FCQ propone una plataforma de bacterias probióticas que no producen toxinas y no requieren de antibióticos. A su vez, utiliza un compuesto natural (azúcar) para inducir la producción de las proteínas recombinantes. Esta innovadora solución deriva en mayor calidad de proteínas y menores costos. A su vez, los subproductos generados podrían ser utilizados como suplemento para alimento de animales, siendo todo el proceso eco-sostenible”, explica Barra.