Innovación tecnológica: nueve proyectos de la FCQ impulsan la biotecnología cordobesa

La Facultad de Ciencias Químicas (UNC) posee un rol protagónico en el sistema científico biotecnológico de la provincia de Córdoba, el segundo en importancia a nivel nacional. Dentro del abanico de proyectos de la FCQ, nueve tienen base principalmente biotecnológica. La mayoría están orientados a sectores socioproductivos claves como los agroinsumos, el farmacéutico, la salud y la energía. En algunos casos, se trata de innovaciones que ya están en la etapa de patentamiento o tienen previsto hacerlo. 

La FCQ viene acompañando fuertemente el impulso de la biotecnología desde la Universidad pública y gratuita a través de la formación de profesionales que cursan la Licenciatura y el asesoramiento a equipos científicos mediante políticas de gestión como la creación del Programa de Valorización del Conocimiento y el nuevo Gabinete para Proyectos de Transferencia.La Facultad de Ciencias Químicas (UNC) posee un rol protagónico en el sistema científico biotecnológico de la provincia de Córdoba, el segundo en importancia a nivel nacional. Dentro del abanico de proyectos de la FCQ, nueve tienen base principalmente biotecnológica. La mayoría están orientados a sectores socioproductivos claves como los agroinsumos, el farmacéutico, la salud y la energía. En algunos casos, se trata de innovaciones que ya están en la etapa de patentamiento o tienen previsto hacerlo. La Facultad de Ciencias Químicas (UNC) posee un rol protagónico en el sistema científico biotecnológico de la provincia de Córdoba, el segundo en importancia a nivel nacional. Dentro del abanico de proyectos de la FCQ, nueve tienen base principalmente biotecnológica. La mayoría están orientados a sectores socioproductivos claves como los agroinsumos, el farmacéutico, la salud y la energía. En algunos casos, se trata de innovaciones que ya están en la etapa de patentamiento o tienen previsto hacerlo. La Facultad de Ciencias Químicas (UNC) posee un rol protagónico en el sistema científico biotecnológico de la provincia de Córdoba, el segundo en importancia a nivel nacional. Dentro del abanico de proyectos de la FCQ, nueve tienen base principalmente biotecnológica. La mayoría están orientados a sectores socioproductivos claves como los agroinsumos, el farmacéutico, la salud y la energía. En algunos casos, se trata de innovaciones que ya están en la etapa de patentamiento o tienen previsto hacerlo.

Parece insignificante, pero cada vez que se nos cae un pelo, en él también se trasladan miles de células. Todo depende del punto de vista en que lo observemos, pero en términos generales el grosor de un cabello humano mide entre 60 mil a 80 mil nanómetros, una medida estándar empleada en el campo científico para trabajar a escalas superreducidas, como lo hacen los laboratorios de nanobiotecnología que funcionan en la Facultad de Ciencias Químicas (UNC).  

En ese mundo “nano” y biotecnológico existen cientos de posibilidades que, a través del conocimiento científico desarrollado en la Universidad pública y gratuita, pueden derivar en diversas aplicaciones para potenciar el bienestar de la sociedad: desde un medicamento a base de proteínas recombinantes, una biopelícula para tratar superficies o, en el caso de la agroindustria, una nanoemulsión para defender a los cultivos de plagas de hongos y bacterias. 

La biotecnología reúne distintas disciplinas vinculadas con las ciencias biológicas asociadas a la tecnología, que permiten generar nuevas técnicas y procesos en base a organismos vivos o sistemas biológicos derivando en diferentes desarrollos que benefician a seres humanos. Así, el estudio de hongos, bacterias, virus, animales y plantas en laboratorios de biotecnología deriva en la creación, mejora o modificación de productos y procesos que empleamos a diario en nuestras sociedades. 

Cuando esos desarrollos biotecnológicos se llevan adelante en escalas nanométricas –es decir, la millonésima parte de un milímetro- comenzamos a hablar de nanobiotecnología. Un mundo que, a simple vista, cuesta imaginar pero que resulta más tangible cuando entendemos que un nanómetro es 10 mil veces más pequeño que el grosor de un cabello. Y sí, no hay “zoom” que alcance, de allí que la intervención científica resulta fundamental. 

Desde fines de 2022, en Argentina todo este micromundo se encuentra reglamentado bajo la Ley 27.685 de Promoción del Desarrollo y Producción de la Biotecnología Moderna y la Nanotecnología, una normativa que busca impulsar los diversos sectores de la economía nacional a partir de la soberanía científica. Un desafío y, al mismo tiempo, una gran oportunidad en tiempos de crisis. 

Córdoba es uno de los polos biotecnológicos del país con base pública, privada y académica. Además del Programa de Investigación Orientada (PIO Bio) para financiar investigaciones biotecnológicas; el Fondo Biotec Córdoba destinado a impulsar proyectos y emprendimientos con aportes público-privados, desde 2023 diversas empresas e instituciones cordobesas conforman el Clúster Biotecnológico, entre ellas la FCQ. 

El sistema científico biotecnológico cordobés está integrado por más de 50 institutos y centros de investigación que acompañan la creatividad y el talento de más de 500 investigadoras e investigadores a cargo de 260 proyectos. Si bien las escuelas ProA ya comenzaron a ofrecer contenidos sobre esta ciencia, la mayor parte de ese capital humano se viene formando en unidades académicas donde se dictan 10 carreras de grado y de posgrado vinculadas con esta rama del conocimiento. Muchas y muchos de ellos también son docentes y/o profesionales que brindan sus servicios en alguna de las más de 70 empresas y emprendimientos de perfil biotecnológico instalados en esta provincia.

La Facultad de Ciencias Químicas (UNC) viene ocupando un rol protagónico en el sistema biotecnológico cordobés desde 2018, cuando lanzó su Licenciatura en Biotecnología, cuyos primeros 19 estudiantes egresaron en 2022 con algunos de los mejores promedios de la Universidad Nacional de Córdoba. 

“La Licenciatura en Biotecnología de la FCQ posibilita la formación con competencias específicas para el estudio de procesos relacionados a la producción de bienes y servicios en agricultura, medicina, farmacia, ciencias de los alimentos y medioambiente. Este trayecto formativo pudo gestarse debido a la trayectoria en generación de conocimientos en química biológica, bioquímica y biología molecular de numerosos docentes-investigadores, quienes tienen proyectos y líneas de investigación activas en esas temáticas”, asegura el secretario general de la FCQ, Pablo Manzo.

Este perfil fue reforzado en 2022 con el lanzamiento del Programa de Valorización del Conocimiento (PVC), un plan inédito destinado a identificar, valorizar y transferir los resultados de equipos de la FCQ a los sectores socioproductivos y tecnológicos desde Córdoba, la segunda provincia con mayor cantidad de investigadoras e investigadores y de proyectos biotecnológicos de Argentina. 

Para Pablo Manzo, desde el campo académico, “es importante participar de espacios de articulación con el fin de ampliar la red institucional de centros de prácticas para que los y las estudiantes puedan completar su formación de grado participando de iniciativas concretas, vinculadas a la producción de bienes y servicios biotecnológicos. Además, el vínculo con el Clúster permite conectar capacidades de difusión y generación de conocimientos y detectar demandas científico-tecnológicas que puedan traducirse en nuevas líneas de investigación dentro de la FCQ, como las que ya están en marcha”.

De Córdoba al mundo: biotecnología “made in FCQ” 

En la Facultad de Ciencias Químicas (UNC), más de 20 proyectos científicos están siendo acompañados por el Programa de Valorización del Conocimiento. “Por lo general, se trata de proyectos vinculados con farmacia, biotecnología, nanotecnología y bioquímica, que responden a necesidades productivas relacionadas con la resolución de problemas técnicos específicos, los cuales demandan alta calidad de conocimiento. Otros permiten mejorar procesos y, en algunos casos, buscan impulsar desarrollos de productos agropecuarios”, comenta María Cecilia Gaggiotti, prosecretaria de Valorización del Conocimiento y Transferencia Tecnológica, quien desde 2023 está a cargo del nuevo Gabinete para Proyectos de Transferencia de la FCQ

De ese total de proyectos, nueve tienen base biotecnológica y algunos ya están vinculándose con adoptantes para potenciar los desarrollos científicos abordados en la FCQ a partir de las demandas de diferentes sectores socioproductivos. Entre las empresas adoptantes aparecen Promedon, Y-TEC, InBiomed, Agrosinsacte, BioSynaptica, Canar SA y Embrioxyt, mientras que las instituciones más activas en este campo son INTA y CEPROCOR. 

“Si bien los casos que venimos acompañando desde el nuevo Gabinete para Proyectos de Transferencia están orientados a diversos sectores, en particular, podemos identificar algunos claves como los agroinsumos, el farmacéutico, los nanoproductos o nanomateriales aplicados a la salud y otros vinculados con la energía. Esos son los mercados que vienen demostrando mayor interés por los proyectos biotecnológicos de la FCQ -describe Cecilia Gaggiotti- de allí que resulta fundamental seguir impulsando políticas destinadas a asistir a los diferentes equipos científicos de la Facultad”

Uno de los proyectos relacionados con la agroindustria está liderado por Alejandro Granados y tiene sede en el Laboratorio de Química Supramolecular y Sistemas Nanoestructurados (SuNaLab) de la FCQ. Los y las científicas que acompañan a Granados vienen trabajando en la formulación de fungicidas en sistemas nanoestructurados utilizados contra el carbón del maní.

Según Granados, las formulaciones desarrolladas permiten conseguir liberación controlada en el tiempo, mejorar la solubilidad en agua y la biodisponibilidad del pesticida, impidiendo así su descomposición prematura, con lo cual se consigue mejorar la eficiencia. De allí que con estos progresos en sus propiedades se obtendrán iguales o mejores resultados, utilizando menores dosis de aplicación en los cultivos. 

Debido a eso, toda la innovación tecnológica de este bioproyecto impulsado desde la Universidad pública no solo deriva en beneficios económicos sino también ambientales, ya que al utilizar menores cantidades de pesticidas también se podrá llevar adelante una agricultura menos contaminante. Un aporte no menor para una de las principales provincias agroexportadoras del país y con un gran nivel de participación en los agronegocios.

Otro caso relacionado con este sector es el de María Laura Fanani y Georgina Fabro, quienes vienen llevando adelante un proyecto orientado a la agricultura orgánica para mejorar la respuesta de plantas ante infecciones con distintos patógenos y el ataque de insectos a través de nanoemulsiones (NE), que utilizan moléculas lipídicas biodegradables producidas por microorganismos capaces de vehiculizar aceites esenciales vegetales.

El proyecto se viene ejecutando en los laboratorios de Biofísica de Lípidos y en el de Interacciones Planta-Patógeno -a cargo de Fanani y Fabro, respectivamente- con la intervención de una docena de científicas y científicos de la Facultad y de instituciones externas como el Instituto de Patología Vegetal (IPAVE) del INTA.

Actualmente, para combatir patógenos vegetales e insectos plaga en cultivos, se suelen emplear pesticidas químicos que perjudican al ambiente, cuyo uso masivo deriva en el desarrollo de cepas de patógenos resistentes. Debido a ello, el carácter innovador de este proyecto biotecnológico radica en lograr el control de pagas con nanoemulsiones que no dañen el medio ambiente ni pongan en riesgo la salud pública. 

“Una de las estrategias para combatir las enfermedades de las plantas consiste en aumentar sus respuestas de defensa innata, provocando la inducción de un estado de memoria inmunológica de amplio espectro o priming –explica Fabro- Esto permite que, frente a futuras infecciones, las plantas puedan responder con mayor rapidez y eficiencia a la presencia de los patógenos”.

El proyecto está en sus primeras etapas. Las científicas ya publicaron resultados preliminares y se están llevando adelante diferentes tipos de ensayos: algunos de prueba de concepto en plantas de laboratorio, otros de invernadero sobre especies hortícolas en el IPAVE y también ensayos con insectos en Chile. El próximo año, estos estudios serán aplicados en plantas de soja y para 2025 está previsto emprender la aplicación a campo, según convenios con productores. 

Si los resultados de todas estas etapas son positivos, el próximo eslabón será tramitar la patente de estas nanoemulsiones que, según las científicas, estarán destinadas especialmente a pequeños y medianos productores hortícolas, en particular a quienes tengan interés en certificar agricultura orgánica.

Ciencia que deja huella… y recursos

Los mecanismos de propiedad intelectual, como las patentes de invención, cumplen un rol fundamental en los procesos de transferencia: además de proteger los resultados de investigación y el desarrollo tecnológico, propician beneficios económicos. Desde un punto de vista estratégico, a su vez, favorecen el impulso de la soberanía científica, ya que promueven el talento y las capacidades de las y los científicos de un país. 

Según CONICET, “para que una invención sea susceptible de ser protegida por patente, la misma debe cumplir tres criterios básicos establecidos por ley: novedad, altura inventiva y aplicación industrial”. Varios de los proyectos que están desarrollándose en los laboratorios biotecnológicos de la Facultad van por ese camino. 

Algunos de ellos ya cuentan con patentes o tienen pensado impulsar ese mecanismo de propiedad intelectual, luego de llevar adelante determinadas etapas claves como, por ejemplo, las pruebas pilotos. Generalmente, si esas etapas derivan en resultados positivos, suelen ser un buen incentivo para avanzar con este trámite. 

Este es el caso del equipo de científicas y científicos dirigidos por José Luis Barra, quienes desde hace siete años vienen trabajando en el desarrollo de nuevas herramientas y procesos biotecnológicos para la producción de proteínas recombinantes de uso diagnóstico o terapéutico. 

Desde el Laboratorio de Biotecnología Aplicada de la FCQ (UNC), este proyecto busca mejorar los tiempos, la calidad y los costos de la producción de proteínas recombinantes destinadas a otros grupos de investigación o a empresas. Más allá de sus avances, para la Facultad resulta un caso interesante ya que se trata de un referente de estudios orientados a la salud humana y animal. 

“Estos desarrollos están destinados principalmente a las empresas biotecnológicas productoras de proteínas recombinantes, ya sea de uso humano (biofarmacéuticas) o de uso animal (agro-veterinarias)”, comenta Barra. Su equipo viene llevando adelante el trámite para solicitar una patente a nivel nacional relacionada con nuevas cepas bacterianas y vectores de expresión para la producción de proteínas recombinantes de ese tipo.

“En el Gabinete para Proyectos de Transferencia venimos acompañando caso por caso en sus diferentes etapas. Es un trabajo minucioso y a largo plazo”, señala Gaggiotti. Si bien el análisis de patentabilidad de resultados y la gestión de la propiedad intelectual es muy importante, en la FCQ el trabajo se inicia mucho antes y va desde brindar asesoramiento para la formulación de proyectos o para presentarse a convocatorias de financiamiento y de premios hasta la articulación de convenios con empresas e instituciones adoptantes.

Se trata de apostar a la innovación tecnológica con impronta cordobesa desde el minuto cero: tanto desde las clases de la Licenciatura en Biotecnología como desde los laboratorios de la FCQ, para que los intercambios entre científicas y científicos deriven en ideas capaces de transformar la sociedad, ya no en índices nanométricos sino a grandes escalas. El desafío es acompañar esos proyectos a lo largo de los años con el fin de que logren crecer y convertirse en startups biotecnológicas líderes a nivel mundial.  

Los nueve proyectos biotecnológicos radicados en FCQ (UNC)
-Proceso de adsorción de materia orgánica a través de carbones activados derivados de biomasa.
-Nuevas nanoemulsiones para el control de plagas en plantas.
-Desarrollo de nuevas herramientas y procesos biotecnológicos para la producción de proteínas recombinantes de uso diagnóstico o terapéutico.
-Análisis y mejoramiento de levaduras para desarrollo de procesos industriales.
-Desarrollo de plataforma para screening de neurotoxicidad.
-Diseño y desarrollo de proceso enzimático con diferentes aplicaciones.
-Diseño de pesticidas alternativos para el control sostenible de hongos fitopatógenos.
-Formulación de fungidas en sistemas nanoestructurados utilizados contra el carbón del maní (Thecaphora frezii).
- Diseño de nanoemulsiones de ramnolípidos como inductoras de las defensas de las plantas.